Todo está nublado, no sé si es la adrenalina o el golpe en la frente, no sé cuánto tiempo ha pasado pero empiezo a cansarme, pareciera que él no se va a rendir, y yo me estoy quedando ya sin fuerzas estos condenados guantes pesan mucho, arremete de nuevo siento sus guantes golpeando la piel de mis brazos que están en guardia, siento su furia sobre mí, después de tantos golpes ya no siento la piel de mis brazos no sé si esto es bueno o malo y este sabor desagradable a cobre no deja mi boca en paz, yo no quiero pelear solo me estoy defendiendo, veo como baja su guardia intentemos acabar con esto, lanzo la derecha para golpear en su cara pero me esquiva, se agacha aprovecha que es más pequeño que yo pasa por debajo de mi brazo extendido lanza un golpe directo a mi nariz, por un instante no veo nada, el bullicio se acalla me desplomo, el golpe fue muy fuerte estoy muy mareado, abro los ojos y poco a poco veo de nuevo, escucho de nuevo los gritos siento ese sabor a cobre en mi boca pero esta vez es mucho más fuerte, es mi sangre, me acaba de romper la nariz o eso creo, oigo el conteo cuatro, cinco, furioso me levanto, seis, el árbitro se pone frente mío - “Estas bien tienes demasiada sangre en la cara” uso la parte interna de mi codo y me limpio la cara, ahora si estoy molesto, el sabor a cobre en mi boca cada vez se vuelve más intenso, respiro profundo absorbo toda la sangre y la escupo al piso de tierra - “Si estoy bien solo creo que me movió la nariz” digo mientras el odio se apodera de mi – el árbitro se aleja de mi, siento deseos de matar al infeliz que esta frente a mí, reanuda la pelea ahora realmente furioso hago lo mismo que antes pero esta vez con mi brazo izquierdo mientras bajo el derecho, espero que el caiga en la trampa, veo como su cabeza baja y se acerca de nuevo, esta seguro que me tiene pero esta vez le tengo una sorpresa, mi mano derecha esta lo sufrientemente abajo para golpearlo, lanzo el golpe y siento como su mandíbula golpea contra mi mano, aumento la fuerza sobre mi brazo, siento como se eleva su cuerpo, esta vez el tendrá que caer, veo como su cuerpo se tiende de espaldas al piso me doy la vuelta bajo las manos, estoy cansado, oigo el conteo: uno, dos , tres, cuatro, cinco, me doy la vuelta puede levantarse, seis, siete ocho, me pongo en guardia, si se levanta lo pienso regresar al piso, nueve, diez, respiro esto se ha acabado, once doce, se levanta asustado no entiende que paso, miro el odio en sus ojos, sigo en guardia esperando, se lanza a mí con una patada, me pega en el pecho, por suerte estoy en guardia su propia patada lo desploma de espaldas sobre el charco de mi sangre, bajo los brazos esto se acabo, pero sigo con ese sabor a cobre en la boca, me está empezando a gustar .
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