Me doy cuenta que nadie llegará en mi auxilio que ninguna musa me tomará en sus brazos y me llevar al Valhala.
Por eso decido alimentarme de mi dolor, de mi odio de mi tristeza, y me lleno de mas odio, odio a la humanidad que no se molesta en ver mas allá de lo que el interesa ver, me alimento de mi propio dolor, el dolor de tener que sufrir así.
Tomo el amor que siento y lo guardo en mi corazón y lo protejo para que no desparezca para que sea mi único compañero, para que sea lo ultimo que pueda perder, para que sea lo único que no se pueda destruir.
Decido seguir adelante, no tengo otra opción, el rendirse se convierte poco a poco en uno más de mis enemigos, lo único que no me permitiré hacer.
Decido cumplir con mi nombre y volverme un demonio un monstruo todo aquello que los otros temen de mi, todo aquello que el resto odian en mi, todo aquello que se como hacerlo pero nunca me decido a hacerlo.
Decido guardar todo lo poco de humanidad que me queda para las personas importantes de mi vida.
Decido hacer de la vida de todo aquel que se interponga en mi camino un infierno.
Decido que la clemencia la compasión y el cariño en mi ya no vivirán más sino solamente para las personas que están en mi corazón.
Después de guardar todo eso en mi corazón, mi amor, mi piedad, mi compasión y mi ternura, lo encierro en mi pecho para que no pueda desaparecer, para que solo aquellos queme importan puedan verlo y recibirlo
Me convierto en un demonio y guardo aquellas cosas que me vuelven humano a los ojos de todos aquellos que no saben quien soy de verdad, de forma que deje de ser humano y me vuelva el demonio que todos odian, temen, envidian y no desean ver
miércoles, noviembre 21, 2007
Noche fria y triste
En la oscuridad de la noche mientras el frió me rodea mientras el dolor de todo lo vivido vuelve a mi, mientras los recuerdos atormentan mi pobre alma y mi cuerpo se queja por lo que no puedo evitar, una soledad inmensa, un dolor profundo llena mi alma, llena mi corazón y mi mente, el recuerdo de aquello que amo y no puedo tener hace que lagrimas broten de mis ojos y que mi alma clame pro algo de piedad entre tanto dolo, pero no hay clemencia ni piedad para mi ni para esta pobre alma torturada que llevo adentro, mientras el dolor aumenta y el deseo de abandonar todo crece, poco a poco me doy cuenta que la triste verdad, el innegable hecho es que una vez más estoy solo sin nadie a mi lado que desee seguir mi camino, que este dolor jamás desaparecerá sin ella, que este grito mudo de auxilio jamás será respondido que de nuevo debo tomar el camino de la soledad de la oscuridad, ninguna persona ni anima me acompañara nadie desea mi alma como compañera, que nadie quiere amarme, que nadie desea mostrar nada amable, dulce tierno o cariñoso a esta pobre sombra que transcurre por los linderos oscuros de la vida.
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