miércoles, octubre 27, 2010

Demonio Negro

El frio le corroía los huesos, todos sus compañeros estaban como el llenos de miedo y de frio, sería cierto aquel rumor, que en aquel lugar perdido en fin del mundo existía un demonio negro que peleaba en el bando enemigo, nunca lo había visto pero en su marcha al frente habían visto cadáveres putrefactos con los rostros marcados con garras, miembros arrancados, desertores que dementes gritaban que lo habían visto que un demonio negro había pasado entre sus filas masacrando a todo aquel que se ponía en su camino. Era la única explicación posible sino cómo era posible que un pueblo tan pequeño resintiera durante tiempo la fuerza de un imperio tan grande, sería cierto que entre esas frías montañas se encontraba un demonio negro al que las flechas no le lastimaban, con una piel tan dura que ninguna espada lo podía atravesar y tan fuerte que podía arrancarle un brazo o una pierna a un soldado entrenado de un solo golpe, capaz de exterminar en una emboscada a un general del imperio y casi todo su ejército, lo que sabía de seguro es que los pocos sobrevivientes de ese pueblo se escondían en la montaña en que a sus pies se encontraban y que seguramente en el siguiente ataque el mismo podría comprobar si este demonio existía o no.

Mientras se formaban y esperaban órdenes en el fondo de la arboleda apareció una sombra que caminaba hacia ellos, todos adoptaron posición de guardia, poco a poco la luz que se colaba entre las ramas mostro una sombra gigantesca, el pánico empezó a tomar a las tropas, era cierto eso no podía ser más que otra cosa de un demonio salido de las fauces del infierno, les doblaba en estatura a cualquiera de los soldados, los arqueros abrieron fuego, las fechas que lograban llegar entre los árboles, parecieran que no le causaban ningún daño, seguía avanzando, sus superiores gritaban - “Es solo un hombre, no tengan miedo, es uno contra miles, será aplastado sin remedio, ustedes son soldados entrenados no deben temer.”

En la desembocadura del bosque esperándolo se encontraban formados y en guardia más de 1000 hombres  detrás suyo la caballería y las tropas auxiliares esperaban, se aza la bandera, y la caballería arremete contra el enemigo, ese demonio no podría sobrevivir a eso, eran demasiados hombres y sea humano o no, estaba solo, al ver a los caballos partir, comienza a correr directamente hacia la línea de escudos y lanzas que le esperaban una lluvia de lanzas le reciben a la salida del bosque, la caballería regresa para no caer presa de las lanzas de sus propios hombres, las lanzas rebotan sobre él y los hombres de la primera fila percatan algo, no es un demonio es una armadura negra, uno grita  -“Es una armadura es un hombre” al llegar a pocos pasos de el muro de lanzas y escudos que lo esperaba coloca su mano en la espalda suelta las cadenas que sujetaban su espada, sumamente larga casi tan larga como él, mientras la sostenía con una mano gritó “Si soy humano pero eso no evitará que los mate a todos”.

La lluvia de lanzas cae sobre el mientras avanza hacia las lanzas como si no estuvieran ahí los soldados de la primera fila empujan las lanzas hacia el frente, se parten sobre la armadura negra de aquel gigante, se coloca de lado, hace girar su cuerpo hasta que su espada corta los escudos de sus oponentes junto con algunos miembros, estos caen al piso, los caídos son remplazados por la siguiente fila. Una gran y afinada máquina de matar en perfecto funcionamiento, él sabe que sus posibilidades de vencerlos son nulas, ya no le tienen miedo ya saben que es humano y no podrá matarlos a todos solo y tampoco es su intención solo desea que aquellos que ama puedan escapar solo está ahí para darles tiempo.

Regresa su cuerpo a su posición de combate mientras su mano libre cubierta con una afilada garra golpea y destroza el mayor número posible de escudos, lanzas y vidas que encuentra en su camino,  retrocede y guarda su guardia y ataca de nuevo, lo hace una y otra vez mientras siente que su cuerpo se cansa, mientras siente como sus heridas se abren de nuevo, después de unas cuantas envestidas salta hacia atrás y se pone en guardia sabe que alguno de ellos vendrá.  Por él es un reto demasiado grande para un guerrero - “Que esperan vengan por mi o acaso no pueden”, detrás de las líneas un hombre no soporta más, no puede comprende como un simple hombre puede mantener a raya a todo su ejército y piensa en dar orden de avanzar, y hacerlo desaparecer debajo de su máquina acecina, pero él no es un hombre común por eso el está al mando de este ejército, no por destruir todo lo que encuentra sino por saber cómo pelear y ordena - “Que retrocedan las líneas en guardia envíen tropas auxiliares y caballería a la entrada del bosque”. Tal vez ese demonio en armadura sea lo que ha estado buscando.

La máquina de guerra empieza a retroceder, él no entiende lo que ocurre la desesperación lo llena no puede pensar en nada más que ganar tiempo, cree que ha logrado lo que deseaba y arremete contra ellos de nuevo, ciego por su desesperación y por pelar contra ese muro de escudos y lanzas no ve a la caballería y a las tropas auxiliares cerrarle su escape al bosque, mientras el avanza con furiosos ataques.

Cuando se percata es muy tarde y está demasiado cansado, ha caído en su trampa esta demasiado lejos del bosque para correr y aún así  lo logrará le han cerrado su única salida, está cada vez mas acorralado, quedándose sin espacio un mar de escudos ahora lo rodean ha matado a muchos y lastimado a otros cuantos pero ahora se encuentra rodeado por los cuatro lados por ese muro de escudos y lanzas, guarda su guardia y espera, peleará hasta morir, por lo menos ellos ya deben estar del otro lado del rio y jamás los capturarán.

No sabe cuánto tiempo ha pasado pero si apenas puede soportar el peso de la armadura y su espada en posición de guardia, nadie lo ataca, de pronto oye un cuerno, los 5 escudos frente al se retiran hacia los costados, de entre las uniones de su armadura escapa el sudor y la sangre que fluye despacio de entre sus heridas.

Desde el fondo del pasaje formado por los escudos de sus enemigos ve como un hombre se acerca a él, su peto es dorado su espada también, le siguen un grupo de soldados sin escudos con sus rostros llenos de cicatrices mucho más viejos que aquellos a aquellos que había matado hace unos minutos, ve en su rostro la frialdad de la muerte y unos ojos negros llenos de fuego - “Quien eres demonio negro, quien eres tú para oponerte a mi ejercito, quien eres tú para creer que puedes detenernos de conquistar esta tierra” – grita mientras se acerca velozmente hacia él – “Yo no puedo detener a tu ejercito solo quería tiempo y lo obtuve que esperas para matarme General!!!” – sigue avanzando cada vez más cerca de él - “Tiempo acaso proteges a alguien, acaso portugués a unos cuantas decenas de mujeres niños y unos cuantos soldados heridos” – “Y tu como lo sabes” – ahora se encuentran frente a frente, es mucho más pequeño que él, pero sabe que ese hombre es el enemigo que no puede vencer, aquel que trata de re alentar – “Simple demonio negro mis tropas de avanzada los detuvieron del otro lado del rio, o acaso creías que podrían escapar de mi ” – la ira lo llena, todo por lo que había peleado ahora estaba en riesgo - “Aún así lo mate a él esto está perdido”- pensaba mientras trataba desesperado de encontrar una solución.

Aún así no estuviera tan cansado de tanto pelear, aún así su cuerpo no se sintiera como si se fuera a partirse por la mitad, no podría matarlos a todos e ir a rescatarlos, bajo su espada, su  cuerpo cayó al piso sobre un de sus rodillas, el cansancio era demasiado grande, solo logro clavar su espada en el piso - “Si ya me has vencido porque vienes aquí, acaso deseas tu mismo arrebatarme la vida” – “Si te deseará muerto y tu cabeza estaría sobre una lanza, he venido a ofrecerte un trato demonio negro. Pero primero quiero ver el rostro de aquel que pudo aguantar el embate de mi ejercito por tanto tiempo, quien mato a un general y logró entorpecer mi campaña, muéstrame tu rostro quítate ese yelmo” – junto fuerzas y se levanto, la mamo que sostuvo la espada soltó la garra, la que cayó al pisó llena de sangre suya y de sus oponentes, su mano quedo libré llena de heridas y sangre - “Así que sangras que interesante, mis hombres creían que no podías hacerlo” - puso sus manos detrás de la máscara que cubría la parte frontal de  su yelmo  y la soltó, mientras caía al piso lo entendió, era solo una máscara que embonaba en un yelmo que le ofrecía protección de las flechas lanzas y espadas, y al fin vio su rostro, era un rostro joven y barbado hasta cierto punto su faz era dulce, lleno de cicatrices, por donde chorreaba sangre, pero él era muy joven - “Que edad tienes” – “Diecinueve estaciones he sobrevivo hasta el día de hoy” – “Y quien te entrego esta armadura” – “Mi padre que murió con ella hace dos estaciones, después de su primer ataque, su viejo cuerpo no soporto mas la carga y fue a caminar con los muertos, yo tome su armadura y he peleado con ella desde entonces”

Estaba impresionado aunque no lo demostraba, la mayoría de sus soldados era mucho más viejos que este joven y habían peleado mucho más que él, pero él logo matar a tantos incluido a un general que tontamente pereció en una emboscada – “Este es el trato que te ofrezco: Únete a mí, enseña a mis herreros como forjar armaduras como la tuya, enseña a mi guardia a pelear como tú, y no solo te ofrezco tu vida sino la de aquellos que querías salvar” – ¿Ese era el milagro que tanto esperaba? ¿Acaso era un mal chiste del destino? ¿Debía rendirse ante aquel general para poder salvar a los que amaba? – “Solo con una condición, que ellos sean ciudadanos y que reciban la protección de tu imperio, tienes el poder de asegurarme eso General” - “Jajajaja” – ¿Acaso pidió demasiado? ¿Acaso lo ofendió? ¿O solo se burlaba de su dolor? – “Mi joven demonio, yo puedo hacer eso y más, no soy solo el general de este ejército, soy el Emperador del imperio al que te has resistido tan tenazmente. Eres atrevido eso te lo concedo…… Está bien serán ciudadanos pero con una sola condición. Tu guardaras mi vida y si yo muero por tu culpa u omisión ellos morirán conmigo” - ¿Era un chiste, el Emperador pondría su vida en sus manos? – “Toma tu espada” – él la tomo sin pensarlo dos veces – “Acércala a mi cuello niño”- todos los soldados se pusieron en guardia – “Tranquilos, o acaso desconfían de su Emperador” – la puso cerca de su cuello, el Emperador la tomo firmemente con sus manos y puso su punta en garganta – “Si pudiste pelear así por ellos, estoy seguro que jamás me lastimaras sabiendo que su vida depende de la mía”.

Soltó la espada y se dejo desplomar sobre su rodilla, tenía que aceptarlo aquel hombre era muy superior a él, no solo en espíritu sino que pensaba muy bien lo que debía hacer, lo había demostrado estos meses de pelea al matar a la mayoría de aquellos guerreros que conocía, al no caer en sus emboscadas al dejarlo a él como el ultimo guerrero y obligarlo a recurrir a esto  - “Prometo proteger tu vida, con la mía si es necesario, honraré mi juramento en el nombre de mis antepasados y de mi pueblo”.

El Emperador había aganado mucho ese día, pudo vencer al demonio negro cuyos relatos llegaron hasta su palacio, y ahora tendría para sí una nueva arma, demonios negros que sembrarían el terror entre sus enemigos. “Este joven tiene mucho potencial” – pensaba mientras lo veía ya sin armadura y siendo atendido por sus médicos personales, lo que más le impresionaba eran los ojos de ese demonio, que al ver a su pueblo y al agente que amaba regresar hacia sus tierras protegidos por aquellos que antes eran sus enemigos, no eran esos ojos llenos de odio que vio al caer la máscara eran ojos llenos de lagrimas y de amor.


viernes, octubre 22, 2010

En medio de la Calle

Camina entre miradas de odio y repudio, siente como toda la gente que lo ve lo desprecia, ve en sus caras la repulsión que su apariencia les causa; La música en sus oídos atenúa los murmullos y las burlas, sabe que esos desconocidos no le conocen que ellos no saben quién es él, algunos se burlan de su ropa otros de sus símbolos, todos le temen porque es diferente, y lo único que saben es odiar lo que no conocen, camina por la calle hasta que una luz roja los detiene, ellos cruzan sin precaución omitiendo la señal de advertencia él piensa “Por eso estamos como estamos el rojo es para que se detengan no para que corran como animales asustados”. Ahora hay mucha gente a su rededor nadie lo topa todos se alejan lo más posible de él, cierra sus ojos.

A su derecha escucha “Por eso es que estamos mal porque estos jóvenes no respetan a Dios, si este chico parece que fuera enterrador” – hoy ha sido un día malo, su pareja le pidió tiempo por chat no se atrevió a decírselo en persona, su trabajo fue duro y difícil, su almuerzo no mejoró las cosas: la niña que atendía su restaurant favorito demostró toda la ineptitud del mundo al no poder servirle la orden como él la deseaba, la tarde empeoró aún más, por un cambio en otro departamento dos semanas de trabajo se fueron a la basura, respiro se fumo un tabaco tomo un poco de café y siguió trabajando sobre los cambios, pero ya a estas horas de la noche su paciencia había llegado al límite; ¿Que sabia esa anciana tonta sobre él? Ella no tenía una idea de la relación que el tenia con Dios. ¿Que sabía toda esa gente sobre él? Solo porque era mucho más grande que ellos y vestía de negro chaqueta de cuero  cadena en la billetera y tenia símbolo que ellos no entendían lo odiaban, siempre detesto la estupidez y la ignorancia y en este momento estaba rodeado de ella.
“Claro y lo peor es que esta puesto esas tonteras en las orejas y ni siquiera escuchan al resto son el colmo” – fue la gota que derramo el vaso abrió los ojos giro hacia ella, se agacho hasta poderla mirarla con ojos llenos de fuego y odio desenfrenado, mientras disfrutaba del pánico que veía en lo profundo de los ojos de ella dijo - “No señora oigo todas las cosas que ha dicho y sí estoy vestido para un funeral, para el suyo” – Tomo su cabeza entre sus inmensas manos y la estrello contra su rodilla, su sangre lleno su ropa de un rojo oscuro cual noche, antes que la señora de alado pudiera reaccionar, la tomo del cuello y trituro su tráquea entre su mano izquierda mientras la miraba a los ojos “Debería aprender a no hablar mal de otras personas” , una vez que sintió que aquella vida se extinguió entre sus dedos vio como la masa trataba de capturarlo, aquella gente quería matarlo, pero él no tenía miedo a eso, se abalanzo sobre ellos cual lobo rabioso, al primero al que le cayó encima lo golpeo con tal furia que había astillas de sus huesos en sus nudillos cada golpe que le propinaba era lujuria para él, se reía cada vez más fuerte la gente cambio su furia por miedo, todos los golpes que le había propinado parecían no funcionar, una vez acabado con su tercera presa miro al tumulto con su rostro lleno de gotas de sangre con las dos manos goteando sangre murmuro “Quien es el siguiente, todos o uno solo, no me importa todos van a morir;  ¿Cuantos de ustedes me llevare hoy al infierno conmigo?” y de su garganta salió algo que más parecido a un locura que a una risa, el tumulto se disolvió y corrían pidiendo auxilio llenos de pánico y miedo, se levanto miro lo que había a su rededor, en el fondo una patrulla encendió su sirena, el comenzó a caminar lento hacia ella - “La diversión acababa de comenzar”.

Un  golpe en la espala le obligo a abrir sus ojos, la luz estaba en verde y la gente caminaba a su rededor, lo miraban como si estuviera loco, respiro profundo cambio de canción y siguió caminando mientras murmuraba para sí mismo “Estos infelices no saben de la que se han salvado, a veces tengo miedo de lo que pienso, necesito un trago para calmarme.”



martes, octubre 19, 2010

Un instante de felicidad

Toca su tersa piel, le recorre la espalda con los dedos, besa su desnuda nunca y le susurra al oído cuánto la ama. Se deja caer boca abajo sobre el lecho y respira el perfume de su amada de entre las sábanas. Posa los ojos en sus ojos y se detiene en aquella mirada por la que es capaz de matar, por la que está dispuesto a morir. Contempla el cuerpo que tanto desea, que tantas veces soñó con poder acariciar. Sonríe y con su gesto el resto del mundo desaparece. Ya nada importa. Ella, suavemente lo besa en la boca mientras donosa se recuesta sobre él.

- ¿Por qué sonríes?
- Por tí, porque eres todo lo que mi vida necesita en este momento, porque eres el único deseo que mi vida requiere en este momento - le responde él, quien vuelve a sonreír antes de devolverle el beso y sereno, se duerme a su lado.

Existen pocas ocasiones donde uno puede sentirse plenamente feliz y hay que aprovecharlas.

Gracias @todosgarcas @Senior_H @mariapazza @lobitadelsur

miércoles, octubre 13, 2010

Un susurro

Una triste figura yace en la esquina de una concurrida calle de la ciudad, sus ojos vacios miran al cielo, su mano extendida trata de alcanzar algo en lo profundo del infinito, todos lo miran con desprecio.
Las horas pasan y el sigue en el mismo lugar tratando de alcanzar aquello que perdió, trata de alcanzar a aquella que murió, ese recuerdo vivido de sus hermosos ojos su piel de seda sus indescriptibles labios la felicidad que ella traía, su cordura se desvaneció junto con ella en las profundidades de la muerte, ese momento en el cual todo lo que amo se convirtió en polvo.

Sigue en el mismo lugar hasta el atardecer, el sol se oculta detrás del horizonte, mientras él sigue observando la misma figura que no puede alcanzar, la figura de aquella que ama tanto, aquella que su partida generó un dolor tan grande que su propia cordura se perdió con ella, por eso camino siguiendo su imagen hasta donde sus piernas le pudieron llevar, de ahí lleno de cansancio se acostó en el piso de la calle, tratando con lo que le quedaban de fuerzas alcanzarla, su vida se está extinguiendo segundo a segundo, su amor fue tan grande que la locura fue la única solución, sus brazos ya no pueden seguir estirados, siente como ella lo abraza y le susurra al oído “Mi amor duerme, descansa conmigo, mañana será otro día” sierra sus vacios ojos y el sopor le abarca, al fin la encontró de nuevo , al fin puede descansar, susurra su nombre mientras se adormita, su cuerpo muere, su alma puede descansar, su mente ya no trabaja más, el ya está a su lado por siempre.

lunes, octubre 11, 2010

Casador y Presa

Como de costumbre está en su esquina esperando, asechando con sus saltones ojos a aquellos más débiles que él, busca una presa alguien a quien pueda someter por miedo o fuerza, alguien que tenga algo de dinero o algo de valor que pueda vender, la ansiedad le consume, desea que la noche pase rápida y que esta noche haya suerte.

Al fondo de la calle una pequeña silueta aparece una mujer, más bien una niña, pequeña con una falda negra un poco corta y un bolso grande a su costado, en el silencio de la noche se puede oír la música pesada que escucha por sus audífonos, camina mientras escribe en su celular, caminado despacio como si no tuviera prisa de llegar a ningún lado.

El empieza a caminar hacia la niña, mete la mano en su bolcillo y sujeta la navaja, el sabe que el brillo del metal la intimidará y si le da problemas él es mucho más grande, seguramente esto será muy fácil, mira los aretes de la niña y sus pulseras plateadas, seguramente podrá obtener bastante por ellas y si no se las dará a la Carla de seguro le gustarán.

Se acercan cada vez más, el hacia atrás con cuidado, no hay nadie, detrás de la niña tampoco perfecto, y la patrulla paso hace poco no regresarán en un muy buen rato.

Cuando ella a un par de paso, él saca la navaja se planta -  “niña crúcese todo lo que tenga sino le puede ir mal” – la niña pareciera que no le escucha y sigue caminado, y trata de esquivarlo, él jala los audífonos, y la sujeta de la mano, “chucha que te bajes con todo o te mato”, ella ante la carencia de su música lo mira, es solo un triste ladrón ve las marcas en su cara cuchillos y cortes de peleas el tatuaje de tinta china con un corazón mal hecho en la mano que la sujeta, mira en sus ojos llenos de furia contra todo “Por favor señor ladrón suélteme” – “¡Que crees que esto es broma, pásate con todos o te corto esa linda cara mocosa de mierda” la niña baja la cabeza y comienza a llorar, el se desespera esta está tomando demasiado, levanta el brazo para golpearla pero el momento en que trata de golpearla siente un dolor muy fuente en su mano, no puede creer lo que está viendo la pequeña niña acaba de partirle su muñera girando su pequeña y frágil mano poniendo su mano sobre la suya y girando detrás de él, el dolor es muy profundo, el dolor aumenta pareciera que ella pusiera aún más fuerza sobre su muñeca - “Ponte de rodillas por favor, no debes tratar de golpear a las niñas lindas” – “Maldita perra te voy ahhh” su voz se corta por el dolor ella presiona aún más su brazo – “Si no te arrodillas te partiré el brazo y vas a sufrir más, por favor arrodíllate “ – Se arrodilla mientras piensa como es que esa pequeña niña lo puso en esta situación – “Repite después de mi: No voy a robar a las niñas lindas”- Gira de nuevo y se pone pega a su cuerpo se acerca a su oído - “Oh lo haces o te voy a matar señor Ladrón” - Su voz le produce mucho miedo ya no es la vos de niña que acabo de escuchar es como si cientos de almas en pena hubieran susurrado en su oído – “No voy a asaltar a las niñas lindas” – siente como suelta su brazo, se recoge de dolor sobre el piso, ella con mucho cuidado, pone sus audífonos de nuevo en sus oídos y sigue caminando como si nada hubiera pasado, el mira el cuchillo que está en el piso frente a él, mira a la niña el miedo no lo deja tomarlo, ella se aleja dobla en la esquina y se pierde en la noche.


No juzgues a una presa por su tamaño sino por lo afilado de sus garras

Imagen obtenida de http://i721.photobucket.com/albums/ww216/fox777-/Anime-Headphones-466541.jpg

viernes, octubre 08, 2010

Sabor a cobre

Todo está nublado, no sé si es la adrenalina o el golpe en la frente, no sé cuánto tiempo ha pasado pero empiezo a cansarme, pareciera que él no se va a rendir, y yo me estoy quedando ya sin fuerzas estos condenados guantes pesan mucho, arremete de nuevo siento sus guantes golpeando la piel de mis brazos que están en guardia, siento su furia sobre mí, después de tantos golpes ya no siento la piel de mis brazos no sé si esto es bueno o malo y este sabor desagradable a cobre no deja mi boca en paz, yo no quiero pelear solo me estoy defendiendo, veo como baja su guardia intentemos acabar con esto, lanzo la derecha para golpear en su cara pero me esquiva, se agacha aprovecha que es más pequeño que yo pasa por debajo de mi brazo extendido  lanza un golpe directo a mi nariz, por un instante no veo nada, el bullicio se acalla me desplomo, el golpe fue muy fuerte estoy muy mareado, abro los ojos y poco a poco veo de nuevo, escucho de nuevo los gritos siento ese sabor a cobre en mi boca pero esta vez es mucho más fuerte, es mi sangre, me acaba de romper la nariz o eso creo,  oigo el conteo cuatro, cinco, furioso me levanto, seis, el árbitro  se pone frente mío - “Estas bien tienes demasiada sangre en la cara” uso la parte interna de mi codo y me limpio la cara, ahora si estoy molesto, el sabor a cobre en mi boca cada vez se vuelve más intenso, respiro profundo absorbo toda la sangre y la escupo al piso de tierra - “Si estoy bien solo creo que me movió la nariz” digo mientras el odio se apodera de mi – el árbitro se aleja de mi, siento deseos de matar al infeliz que esta frente a mí,  reanuda la pelea ahora realmente furioso hago lo mismo que antes pero esta vez con mi brazo izquierdo mientras bajo el derecho, espero que el caiga en la trampa, veo como su cabeza baja y se acerca de nuevo, esta seguro que me tiene pero esta vez le tengo una sorpresa, mi mano derecha esta lo sufrientemente abajo para golpearlo, lanzo el golpe y siento como su mandíbula golpea contra mi mano, aumento la fuerza sobre mi brazo, siento como se eleva su cuerpo, esta vez el tendrá que caer, veo como su cuerpo se tiende de espaldas al piso me doy la vuelta bajo las manos, estoy cansado,  oigo el conteo: uno, dos , tres, cuatro, cinco, me doy la vuelta puede levantarse, seis, siete ocho, me pongo en guardia, si se levanta lo pienso regresar al piso, nueve, diez, respiro esto se ha acabado, once doce, se levanta asustado no entiende que paso, miro el odio en sus ojos, sigo en guardia esperando, se lanza a mí con una patada, me pega en el pecho, por suerte estoy en guardia su propia patada lo desploma de espaldas sobre el charco de mi sangre, bajo los brazos esto se acabo, pero sigo con ese sabor a cobre en la boca, me está empezando a gustar .