Música profana llena el denso aire,
las sombras se reúnen alrededor de las llamas,
el lúgubre sonar del tambor los conmueve,
poco a poco se mueven al son del tambor,
se retuercen como si el dolor los embargara,
sus pasmosos movimientos cada vez son más violentos,
y como si sus movimientos combustible fueran,
las brasas toman cada vez más fuerza,
la música sube su macabra intensidad,
las llamas se hacen cada vez más intensas,
y las sombras dan paso a figuras,
las figuras de los muertos,
las figuras de aquellos que se fueron,
las figuras de los tristes restos de los muertos,
por un momento sus torturadas almas,
regresan a sus putrefactos cuerpos,
para una vez más bailar.
para una vez más celebrar la muerte,
una vez más para recibir nuevos compañeros,
porque aquellos que ven este dantesco espectáculo,
atrapados por la hipnótica música,
se unen a ellos para bailar cada 12 lunas,
una nueva danza de la muerte.