Cuando uno cree que ya no hay nada que perder, que la vida ya no puede quitarte nada porque en si hay tan poco por lo que uno puede vivir, ese es el momento en que te quedas sin esas pocas y cosas que te mantienen vivo, y una vez que tu alma se consume en el fuego del dolor al punto en el cual ya no hay casi nada que consumir, pues te das cuenta que la verdad es que la culpa es solo de uno por creer que uno puede ser feliz, por creer que esas pocos destellos de paz en medio de la tormenta de dolor son algo que deberías tener, pues NO el mundo jamás te dejara ser feliz, la miseria de existir es algo que nunca te dejará de seguir, el simple deseo de algo lo hará desaparecer el simple destello de amor en tu alma hará que esa persona desaparezca o te deje solo el más mínimo deseo de felicidad te destrozará, el único problema es que aún sabiendo eso quiero amar, aún así después de que lo han arrebatado todo aquello que me importa sigo ahí sintiendo lo mismo ya casi sin alma, ya casi sin fuerzas pero sigo ahí esperando a que un solo destello de luz, una simple caricia una simple y sencilla sonrisa me devuelve todas las fuerzas que se han ido con el dolor.
Al parecer soy más terco de lo que pensaba, al parecer no importa cuántas veces tengas que sumergirme en un infierno de dolor siempre seguiré ahí arrancándole a la bastarda vida lo que creo que me corresponde, al parecer puedo recibir mas dolor del que yo creía, a verdad no se siquiera si eso es bueno solo sé que el destello de sus ojos me guían no se si como sirena a la boca de un monstruo más grande o como ninfa a los campos Elíseos, la verdad ya no me es tan importante si el infierno o el cielo me esperan solo me importan sus ojos y sus caricias y su voz, aunque mi alma ya no exista cuando vengan a recogerla seguiré ese destello tan hermoso, tan dulce tan cálido.
Aunque después de este camino desaparezca mi alma mi humanidad, seguiré en el porque solamente el imaginar que por un pequeño instante por un pequeño suspiro podré estar a su lado ni si quiera todo el dolor y torturas que la vida me pueden poner en mi camino se comparan con esa caricia, ese beso, ese instante en que en sus ojos veo el amor.
Que el recolector venga ya no hay ninguna alma que tomar, ella ya se fue con ella, porque a ella le pertenece porque por ella se consume cada instante que no la veo.