domingo, noviembre 28, 2010

Una Compañera para el cazador

Con los destellos de la luna un ser de las sombras se levanta, todos aquellos a su rededor tiemblan, de una oscura cueva un ser mas bestia que humano despierta, el hambre recorre su cuerpo la sed lo mueve, un dolor indescriptible llena todo su cuerpo el deseo lo hace caminar, correr hacia la ciudad, hacia la matanza, hacia la muerte.
Al llegar a la orilla del bosque ante los linderos de la civilización se detiene, ante él una ciudad llena de vida, llena de almas lo aguarda, el terrible dolor vuelve el hambre y la sed no le permiten razonar eso  lo hará luego una vez que le dolor se detenga, sus ojos vislumbran en sus cercanías una pareja que se ha dejado llevar por los susurros de Afrodita, siente el olor del deseo, oye los gemidos de placer, su cuerpo reacciona por sí mismo y se lanza sobre ellos con toda la violencia que el hambre le provocan. Mientras ve en los ojos de ella el pánico, siente como su alma se llena de pasión y amor llenando el hueco que le causaba dolor, la lanza sobre el cuerpo de su amado ahora podrán estar juntos por la eternidad tal como hace un instante se prometían bajo la pasión del momento.

Ya sin ese dolor en su cuerpo recupera la compostura, ha matado demasiados como para ser conmovido por la escena, al comienzo se odiaba por lo que era, ahora años después de ser perseguido y sobrevivir acepta quien es, no lo disfruta pero tampoco siente ninguna compasión por sus víctimas, ahora como todas las noches pasea por las calles de la ciudad como uno más de ellos, pero él es diferente  el hace mucho tiempo que no ha sentido nada por nadie.

Al entrar en un callejón alejándose del ruido de los locales de diversión oye un quejido triste y lastimero, pero no hay ninguna emoción en el quejido, es solo dolor es el quejido de alguien que no siente nada por su victimario, es alguien que solo puede quejarse, alguien que ya no tiene esperanzas, el susurro lo aterra jamás había oído una voz así, las voces humanas están llenas de emociones pero esta no, no sabe qué hacer, solo él la puede oír es un murmullo detrás de un muro en una casas vieja el final de ese callejón .
Se dirige sigiloso hacia esa casa su figura se desliza por las paredes de las casas vecinas, vislumbra una ventana abierta en el piso superior, nadie podría entra por ahí, nadie excepto el, por la pequeña y sucia ventana escucha esa vos que lo desquicia esa voz sin sentimientos.

Dislocando los huesos de su cuerpo, logra entrar por
la estrecha ventana sin emitir sonido alguno, se dirige escaleras abajo llega al piso inferior pero no distingue a nadie desde el techo de la habitación donde está agazapado. Observa la sucia y descuidada casa, se concentra y  siente como una corriente de aire se escapa hacia en centro de la sala debajo de una gran mesa de madera, no lo puede soportar; esos quejidos de dolor lo están volviendo loco. ¿Porque si ella sufre dolor no siente nada más? Esa voz lo perturba demasiado, se lanza hacia la mesa y con un movimiento de su brazo la lanza hacia la pared, una puerta falsa se vislumbra, de un certero golpe de su pie la parte y se abalanza hacia el interior, un oscuro corredor lo espera, poco a poco la voz se hace más fuerte, una puerta metálica lo separa de conocer a esa voz que carece de emociones , la voz desaparece, la ira lo llena quiere conocer esa voz, y esa miserable puerta oxidada no lo va a detener, pero se detiene la razón lo llama a ver los detalles, es posible que esa voz no esté sola es posible que alguien estuviera causándole ese dolor.

La mirilla de la puerta se abre, unos ojos revisan el exterior no puede ver nada el mismo pasillo oscuro y sucio que conoce muy bien, está seguro que escucho algo en el piso superior, sería difícil que alguien encuentre su escondite de eso esta seguro,  pero estaba distraído y con el tiempo ha aprendido a ser muy cauteloso, sus perversiones son peligrosas y él lo sabe. Cierra la mirilla, coloca la pistola en su funda en el perchero y de nuevo observa a su víctima, ella ha sido la mejor que ha podido encontrar en todos estos años, a diferencia de las anteriores ella no pelea no reacciona ante nada y sobre todo no lo mira con ojos de deprecio, por el contrario su mirada sería describible como de lastima y pena infinitas, pero eso no lo molesta lo único que desea de ella es su hermoso y dulce cuerpo, nada más.

Las paredes de la habitación están cubiertas con sus trofeos, fotos de todas aquellas que han pasado por sus manos, todas ya están muertas ya por eso están en las paredes para recordarle todos esos hermosos momentos que paso con cada  una de ellas, ella están ahí para que observen como el dolor aumenta y anunciar que la muerte está cerca.

En el momento que se acercaba a su hermoso ángel, un fragor lo asusta hasta los huesos cuando regresa a ver hacia la puerta mira como esta se desprende con todo y goznes cayendo seca al piso, detrás de ella una sombra negra lo mira con ojos rojos llenos de furia, el monstruo mira a su víctima y luego lo mira a él, sabe que el arma está demasiado lejos para poderla recoger, pero el monstruo no le permite divagar más ve como la sombra entra al cuarto y se abalanza sobre él, sus garras aprietan su garganta hasta triturar su cuello.

Hace mucho tiempo que no mataba alguien por una razón diferente al hambre, pero al ver a aquella pequeña niña encadenada a esa cama de hospital lo único que podía hacer era triturar a ese animal, volvió a ver a la niña sus ojos no se apartaban de él, volvió a tomar su forma humana tal vez así la niña no le temería, busco en los bolcillos de ese hombre hasta encontrar las llaves de las esposas, se acerco a la cama la niña la que no dejaba de verlo abrió las esposas y la cubrió con las sabanas de la cama, ella no se movía solo lo miraba, cuando se acerco para tomarla en sus brazos ella pregunto - ¿Tu también me vas a hacer daño? -  por un momento se alejo – No pequeña no pienso hacerte daño solo quería saber de quién era la voz sin sentimientos pero al verte no pude detenerme – Gracias por matarlo no quería que sintiera mi miedo y mi dolor así que deje de tenerlo – Tranquila yo cuidaré de ti – No importa mucho de todas formas muy pronto voy a morir, el me trajo de un hospital aunque los doctores eran amables yo les escuche decir que voy a morir.

La miro y por primera vez pudo ver un ser humano que valía la pena conocer, mientras la cubría con aquella sucia sabana y la cargaba le preguntó  - ¿Odias a la gente? - sus ojos vacios le miraron – ¿Porque tendría que odiarlos? – Yo puedo hacer que vivas más tiempo, solo que dejarías de ser humana serias un monstruo como yo viviendo de las almas de la gente normal, dejo de mirarla y sus ojos se llenaron de tristeza - ¿Y tú los odias? – pregunto ella mientas apoyaba su cabeza sobre su pecho, hace mucho tiempo que él no sentía el calor de otra persona - Aunque a veces quisiera hacerlo no puedo, hay seres como tú en la humanidad que son buenos por eso no puedo odiarlos – Ella lo mira, aunque es una niña es muy madura el continuo asecho de la muerte la ha hecho así, se imagina de lo que él es capaz y como ha sido su vida - ¿Por qué me rescataste? – Salen por aquel pasillo mientras el guarda silencio.

Supongo porque el sonido  de tu voz movió algo en mi alma que nunca había sido tocado, algo que no sabía que podía sentir – Se detuvo por un instante en la sala de la casa y la miró a los ojos. Tal vez él no lo sabía, pero ella si entendía lo que él sentía sus ojos no mentía. Conviérteme en uno de los tuyos, pero solo con una condición, sus ojos se llenaron de felicidad una felicidad que no había sentido  en años – ¿Cual? - Que jamás me dejes – dijo ella mientras lo abrazaba.


Desde ese día en esa ciudad ya no existe solo un cazador, el predador tiene una aprendiz.

domingo, noviembre 07, 2010

Mis dedos anhelan tu tersa piel,
mis ojos añoran tu tierno rostro,
mis oídos reclaman el tono de tu voz,
mi olfato recuerda tu aroma,
mi boca desea el sabor de tus labios,
mi mente me recuerda tu ausencia,
mi corazón no entiende tu partida,
mi alma no sabe si no es dolor.